El kéfir de granos es un fermento cargado de probióticos que favorecen la salud intestinal. Sin embargo, muchas personas experimentan gases o hinchazón al comenzar a consumirlo. ¿Es normal? ¿Deberías preocuparte? A continuación desgranamos las causas, la evidencia científica y las estrategias para minimizar estos efectos.
¿Por qué se producen gases?
Actividad microbiana intensa
Durante la fermentación y en el intestino, las bacterias y levaduras del kéfir producen dióxido de carbono (CO₂). Al llegar al colon, estas burbujas pueden acumularse y generar flatulencias.
Adaptación de la microbiota
La introducción repentina de cepas nuevas dispara un reajuste de la microbiota nativa. Este desequilibrio temporal provoca fermentación de carbohidratos no digeridos, generando gases y distensión.
Lactosa residual
Aunque el kéfir hidroliza gran parte de la lactosa, queda una porción que puede fermentar en personas con intolerancia leve, aumentando la producción de gas.
¿Es un problema o un proceso natural?
En la mayoría de los casos, los gases asociados al kéfir son transitorios:
- Aparecen en la primera semana de consumo regular (50–200 ml/día).
- Su intensidad disminuye conforme la microbiota se equilibra, generalmente en 2–3 semanas.
- No indican una reacción adversa grave, sino adaptación.
Estrategias para reducir molestias
- Introducción gradual: empiece con 50 ml diarios y aumente progresivamente hasta 200 ml.
- Fermentación más larga: kéfir fermentado 36–48 h retiene menos lactosa, lo que puede disminuir gases.
- Combínalo con fibra: frutas, verduras y cereales integrales ayudan a regular el tránsito intestinal.
- Evita otros fermentados simultáneos: yogur, kombucha o chucrut pueden sumar carga microbiana y fermentativa.
- Hidratación adecuada: beber agua facilita la eliminación del gas.
Cuándo consultar al médico
- Si los dolores son intensos o prolongados.
- Ante hinchazón extrema que no cede tras 3–4 semanas.
- Si aparecen otros síntomas: diarrea crónica, pérdida de peso o sangre en heces.
En estos casos, es importante descartar patologías como síndrome de intestino irritable o intolerancias más severas.
El kéfir puede causar gases debido a la intensa actividad probiótica y la adaptación de la microbiota. Normalmente es un fenómeno transitorio que mejora con el tiempo y la introducción gradual. Si sigues las pautas descritas, disfrutarás de los beneficios del kéfir sin molestias excesivas.